Diversos filósofos de la antigüedad,
según V. Frankl, como Sócrates, Platón,
Aristóteles, los estoicos, los epicúreos, San
Agustín y una largo etcétera, ya se habían
planteado desde sus propias ópticas especulativas, el
concepto del sentido de la vida. Por ello, se lamenta nuestro
psiquiatra, que este concepto que justifica y da razón de
ser a la existencia humana, no se haya planteado en los gabinetes
psicológicos, hasta las fechas recientes, ya que durante
demasiado tiempo el clamor que busca el sentido, ha sido
desoído, pues este concepto tiene una historia larga, pero
la Psicología moderna, hasta hace poco, apenas lo
había utilizado, sobre todo porque parecía
inaccesible a la ciencia.
2.2.2 Peculiaridad propia del ser
humano
La búsqueda del sentido de la vida es una
peculiaridad propia del ser humano, que lo distingue radicalmente
de los animales irracionales. Y es que el hombre, como nos
recuerda Heidegger, habita el mundo que es su morada, y lo
organiza de acuerdo con sus intencionales proyectos y decisiones;
en cambio el animal se limita a corretear por el
mundo.
Por tal circunstancia cuando algún
psicólogo con anteojeras reductivamente biologistas,
concibe que la frustración por la ausencia de un sentido
de la vida responde a una enfermiza falta de inseguridad, a un
complejo de debilidad, o a otras instancias semejantes, expresa
un notable desconocimiento de la naturaleza humana, y se arriesga
a tener una visión deforme y unilateral de su realidad
óntica.
El cuidarse de averiguar el sentido de la existencia es
lo que caracteriza justamente al ser humano en cuanto tal, pues
no se puede ni aún imaginar un animal sometido a tal
preocupación, y no es lícito degradar esta
realidad, que vemos en el hombre, a una especie de debilidad,
enfermedad, síntoma o complejo. Más bien es al
revés. "La frustración de la Voluntad de
Sentido, no es de suyo algo patológico, y está
también lejos de ser enfermizo".27
2.2.3 El hombre remite más allá de
sí mismo
La cuestión del sentido no se dilucida ya en el
ámbito del pensamiento-abstracto, sino en el inmediatismo
del contacto vital, en los encuentros personales, en el
movimiento corporal, en la música y en el
canto.
Es indudable que el ser humano encuentre el sentido de
la vida, en una diversidad de positivas y enriquecedoras
actividades culturales, científicas, artísticas ,
deportivas, etc. "Es cierto, por tanto, que existe un campo de
posibilidades dadoras de sentido, pero también es cierto,
que el auténtico y verdadero sentido, el que responde a
las exigencias más hondas y más íntimas del
ser humano, es el sentido que se inspira en la dimensión
trascendente de la persona, que no es otro, que el sentido que se
funda en Dios como el acto de ser perfecto que posee la plenitud
de sentido.
Frankl reproduce la frase de Einsten en la que dice:
"Preguntar por el sentido de la Vida significa ser religioso"
e interpretar el verdadero sentido, dirá el
Psiquiátrico Vienés, supone ser espiritual;28
la interpretación del sentido supone que el ser humano es
espiritual; el hecho antropológico fundamental es que el
ser humano remite siempre más allá de sí
mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia
alguien, hacia un sentido. El Ser Humano se realiza a sí
mismo en la medida que se trasciende.
2.3 LA LIBERTAD EN EL SENTIDO DE LA
VIDA
El problema de sentido, por muy unido que esté a
la condición humana, se ha hecho actual y especialmente
apremiante en nuestro siglo, porque es el siglo en que la
humanidad civilizada se ha quitado numerosísimas cadenas y
ha vuelto ha encontrarse en un ámbito repentino de
libertad de proposiciones insospechadas para el que no estaba
aún estructuralmente madura.
Es más nuestro problema del sentido tiene algo
que ver con el interrogante entorno a la llamada "libertad".
Libertad es para muchos una expresión cargada de valores
positivos: buscan la libertad, ansían la libertad, pero
olvidan fácilmente que la libertad es como un campo
infinitamente amplio y sin caminos hechos.
Se puede avanzar por él en cualquier
dirección, y no hay barreras ni límites que lo
impidan; pero tampoco hay ninguna ayuda para orientarse ni
señales que indiquen la dirección hacia la meta. En
un Campo ilimitado y vacío, se puede vagar
desesperado.
Inseguridad en el ámbito de la libertad significa
que, para poder asimilar espiritualmente la libertad, es
absolutamente necesaria una cierta madurez humana. El concepto de
"libertad", en última instancia, es un concepto de valor,
y los valores presuponen que pueden ser percibidos y comprendidos
como tales por un individuo. Sin este presupuesto se desvanece su
existencia práctica. La libertad espiritual es un valor
significativo para un hombre en la medida en que es maduro el
pensamiento de tal hombre.
A veces se olvida que el "hombre" no es una magnitud
estática, una constante en el acontecer del mundo, sino un
ser en evolución ininterrumpida y por eso hay que hacer la
siguiente pregunta: si la libertad presupone una cierta madurez
espiritual, ¿qué factores potencian el desarrollo
de tal madurez y qué podría acelerar su
curso?
Es claro que una evolución no avanza con cadenas,
ni en la educación del niño, ni en el desarrollo de
toda una especie. Sólo cuando se tiene una vivencia de
libertad y se intenta vivir de acuerdo con ella, aún
cuando el comienzo parezca engorroso, se puede desarrollar un
nuevo estadio de madurez humana. A su vez, esto es absolutamente
necesario para que la auténtica libertad humana se pueda
realizar con sentido algún día. De ahí que
no debamos ceder ante el pesimismo que embarga a toda persona
consciente cuando contempla el presente, pues nos impide ver la
verdadera oportunidad de nuestro confuso siglo XXI, es decir, la
oportunidad de una posible evolución del Espíritu
humano hacia una madurez futura; como dice Elizabeth Lukas
"Toda crisis tiene Salida"29
También las crisis, en que se han metido las
generaciones contemporáneas por el afán de
conseguir a toda costa la llamada "libertad" tiene su salida.
Quizá es un estímulo para que la evolución
hacia la madurez de la especie "hombre", normalmente muy lenta,
dé un gran paso hacia delante y pueda llevarnos a un
estadio mas elevado".
RESPONSABILIDAD EN EL SENTIDO
Un estadio ulterior sería concebir la libertad
como responsabilidad; ¿esto sería ciertamente un
enorme avance?
De momento, sin embargo, la crisis se refleja en el
sufrimiento de los enfermos psíquicos de hoy, en esa
extraña mezcla de hombres agresivos, depresivos y
egocéntricos que, a pesar de las condiciones externas de
su vida, casi siempre muy buenas, han perdido algo esencial y no
pueden recuperarlo: la conciencia segura de saber para qué
viven.
Cuanto más bienestar, más lujo y
más libertad han conquistado las capas civilizadas de la
población, mayor es la angustia con que se ha preguntado
cada uno, qué debe hacer con el bienestar y si este puede
ser en definitiva el sentido de su existencia.
En nuestra era el tema de la libertad con
responsabilidad, ha sido tema de polémicas diversas, en
las que se encuentran inmersas las diversas clases de personas,
que buscan el verdadero contexto del significado de la libertad;
con respecto a esta polémica, creo que el mejor sistema de
equilibrio significativo, será acudir al sentido
común en el cual la responsabilidad tenga un papel
fundamental, que ponga en el lugar real a la libertad, ya que si
hay responsabilidad hay libertad.30'
Somos seres responsables por la libertad racional, que
distingue a los seres humanos de los no humanos. Los hombres
pueden ser dueños de todos sus actos conscientes, por el
mero hecho de poder asumir o no, las acciones de su vida interior
o exterior. Pues una misión y un objetivo lo cumplimos a
cabalidad, si lo asumimos con estricta libertad y
responsabilidad.
2.5 LA FELICIDAD COMO OBJETIVO DEL
SENTIDO
La Industria, con un imperativo constante, dar salida a
los bienes de producción, ha ejercido sobre la humanidad
una enorme presión de consumir con su consigna de
"felicidad"; así es feliz, por ejemplo, el que tiene por
lo menos una casa de ensueño y un coche grande ( lo
necesite o no).
La ola de las drogas ha inundado a la juventud, e
incluso a los niños, y ha prodigado una felicidad muy
problemática en forma de delirios y alucinaciones.
¡Cuanto se ha puesto al servicio de la felicidad y que poca
felicidad hay de hecho en los corazones de los hombres de
hoy!
El falso significado de felicidad se encuentra en un
círculo vicioso que parece no tener salida, provocando a
que los seres humanos, en especial los jóvenes, tomen la
felicidad como un sentimiento relativo de utilitarismo, donde lo
existente no es más que el contexto de lo descartable y el
"placer".
Sólo podemos salir de esta problemática,
si somos tocados por una experiencia fuerte, que nos haga
trascender de lo simplemente rutinario para auto trascender y
dirigir un vistazo analítico a nuestra existencia, donde
nos demos cuenta que la vida del utilitarismo placentero no es
más que una falsa idea de la verdadera felicidad que se
funda en el cumplimiento responsable de una misión
concreta que dé el verdadero y real significado a nuestra
existencia.
2.6 LA AUTO TRASCENDENCIA COMO SENTIDO
La experiencia de encontrarse existiendo, revela un
acontecimiento absoluto: aquello por lo que se me da todo lo que
se me da, de manera que sin ello no se me da nada por
ningún otro acontecimiento.
La situación de encontrarse existiendo, cuando
uno no tiene en sí la razón de su origen ni la
razón de su existencia, nos infunde en un profundo
abatimiento, pero la reflexión existencial nos permite
alcanzar por nuestra propia autoconciencia, al hecho de la
donación de nuestra propia existencia. Más
aún, el mismo hecho de encontrarse existiendo
también me ha sido dado inicialmente, no me pertenece, es
decir, no es mío aunque erróneamente pueda
considerarlo como mío.
La autoconciencia de este acontecimiento absoluto da
sentido a la vida del hombre, por que la defiende de cualquier
enajenación o posible extravío. Esa misma
radicalidad de la autoconciencia de encontrarse existiendo puede
constituirse en la fuente que da sentido a la propia vida, puesto
que encamina a esta a estar permanentemente dispuesta a darse a
sí misma.
En este juego incesante de la aceptación de lo
dado y de la permanente disponibilidad del darse es donde emerge
la experiencia de la libertad y la misma libertad humana. Este
juego es el que en verdad realiza al hombre que, en tanto que
aceptante y donante de sí mismo, está siempre y
prontamente dispuesto a la solidaridad, sin ceder a la
seducción ni a la fascinación de tomarse lo dado a
sí mismo como algo propio que le perteneciera.
En mi opinión, en esto consiste el sentido de la
vida, como escribe Frankl; "en que el hombre en último
término puede realizarse sólo en la medida en que
logra la plenitud de un sentido fuera en el mundo, y no dentro de
sí mismo.
Por la auto trascendencia de la existencia humana,
el hombre apunta por encima de sí mismo, hacia algo o
alguien, hacia un sentido cuya plenitud hay que lograr o hacia un
semejante con quien uno se encuentra"31; en otras palabras,
nuestro "sentido" no está en el egocentrismo, donde el ser
humano lo adquiere todo para sí, sin preocuparse por lo
que pase a su entorno, sino en trascender hacia fuera, en
adquirir una visión responsable de nuestra parte con
respecto a una misión, aún tú, en quien
pueda depositar los afanes, las inquietudes y, en último
término, a un fin absoluto fuente de felicidad en su
plenitud, en este caso el único fin absoluto es DIOS,
poseedor y fuente de felicidad.
2.7 VOLUNTAD DE PLACER
"El ser humano no agota su realidad en la
satisfacción de los instintos o las necesidades con miras
a mantener o restablecer su equilibrio psíquico, sino que
busca originariamente, el cumplimiento de un sentido y la
realización de unos valores. "La persona no
está determinada por sus instintos sino orientada hacia el
sentido"32
Somos seres en el mundo no determinados a ser esclavos
de nuestros propios impulsos instintivos; al contrario, por
nuestra capacidad de razonamiento inteligente, estamos dotados de
total libertad, para que podamos elegir o ser seres que buscamos
nuestro sentido, nuestra realización, trascendiendo los
límites biológicos, o al contrario ser esclavos de
nuestros propios instintos, dando rienda suelta a lo que nuestras
necesidades biológicas desordenadas nos dicten,
sumiéndonos en el vació, en el sin sentido de
nuestra existencia.
Expongo rápidamente un pequeño esbozo
sobre la doctrina de Freud, a la que la denominó "voluntad
de placer".
Todos sabemos bien que Freud fue "el" pionero total y
absoluto en el campo de la psicoterapia y estamos de acuerdo en
que fue una personalidad con aspectos auténticamente
geniales. Dice Frankl; "si se me pidiera que hiciera, como quien
dice sobre la marcha, un rápido esbozo de la doctrina de
Freud, diría que fue mérito suyo haber planteado el
problema del sentido, aunque no en los mismos términos que
nosotros y aunque, desde luego, no dio ninguna respuesta a esta
pregunta".
Al planteárselo, actuó dentro del
espíritu de su tiempo, en un doble aspecto: primero en el
aspecto material, en cuanto que era prisionero del
espíritu de su tiempo, de la llamada cultura del
"Crespón Victoriana", por un lado mojigata y por otro
lúbrica y segundo en el aspecto formal, en cuanto que sus
concepciones se apoyaban en un modelo mecánico que no era
ni un ápice más idóneo sólo por que
se la llamara (eufemísticamente)
dinámico.
Freud se dedicó de forma especial a la tarea
de interpretar el sentido de los síntomas
neuróticos, lo que le impelo a profundizar en la vida
inconsciente no sólo en el sentido de "olvidado", si no en
el de "reprimido", es decir se trataba de un sentido que a esta
región, es decir, todo cuanto se tornaba inconsciente o se
hacía que lo fuera, era siempre algo desagradable e
inaceptable.33
Ahora bien, los correspondientes contenidos de la
conciencia eran inaceptables o desagradables medios, según
el sistema de coordenadas de la mencionada cultura del
crespón victoriana de que hemos hablado antes. Se
comprende así que para aquellos tan mojigatos pacientes de
finales de siglo, la primera preocupación debería
ser reprimir o desplazar lo sexual.
Aquí no pretendemos ignorar que el ámbito
del concepto de sexualidad es, en el psicoanálisis, por un
lado mucho más amplio que el de lo genital, y , por tanto,
mucho más restringido que el concepto de libido34
acuñado por Freud.
El psicoanálisis se ha hecho culpable de una
limitación del campo visual no sólo de la
"genealogía de la moral", que se pretende explicar como un
apoyo para la represión de lo instintivo, sino
también respecto de la teleología que impera en el
ser psíquico, tanto más que presupone que el
principio de la homeostasis, tomado de la biología, es
válido siempre primero en el ámbito de la
naturaleza y luego también en el de la cultura.
En definitiva, y en términos estrictos, esto
significaría tanto como que el hombre está
destinado o permite que se le destine "a dominar y a llevar a
término el cúmulo de incentivos, las excitaciones y
estímulos que descargan sobre él desde dentro y
desde fuera" y que para esto sirve el aparato
anímico".35
Con todo, esta hipótesis de Freud, tomada de la
física de su tiempo, y según la cual la
única tendencia básica primaria del ser vivo
sería la distensión, la descarga de una
tensión, es sencillamente inexacta.
Hasta aquí el psicoanálisis nos ha dado a
conocer la voluntad de placer, a partir de la cual podemos
concebir el principio de placer.
2.7.1 El principio de placer
El tema del placer, en tal perspectiva, supone una
nivelación: el mundo pierde su dimensión profunda y
la realidad pierde su relieve axiológico.
Resumiendo: el placer es el salto tras una
intervención psicologista; el placer es lo que queda
cuando un acto es despojado de su intencionalidad, cuando se
vacía de sentido. Resulta así que el principio de
placer no sólo no constituye una posible máxima de
tratamiento, si no que tampoco es un principio válido de
explicación: considerar los "mecanismos psíquicos",
y el "aparato anímico" como algo que está regido
por un principio de placer, apenas explica nada.
El principio de placer no es un principio
psicológico, sino patológico; su hipotética
validez no se refiere a los fenómenos psíquicos
normales, sino a los patológicos. Originaria y
normalmente, el hombre no persigue el mero placer, si no un
sentido. El placer se produce espontáneamente tras el
logro de un objetivo; el placer es la consecuencia y no el
objetivo. El placer sigue, no se persigue. El placer es
cuestión de efecto, no cuestión de
intención. Se puede "efectuar, más no
intentar."
Es más, cuando se persigue directamente se
escabulle. En vano no nos dice Kierkegaard que la puerta de la
felicidad se abre hacia fuera; al que intenta empujarla hacia
adentro, se le cierra. Lo mismo ocurre en el insomnio: el
sueño huye cuando se busca con ansia, como la paloma que
posa en la mano cuando ésta permanece quieta y echa a
volar cuando se va tras ella.
Analógicamente, si en lugar de fijarse en el
objetivo de una tendencia, la atención reflexiva se centra
en la tendencia misma, si nos apartamos del objeto para volvernos
hacia la tendencia, no percibimos ya el objeto, si no un estado.
El puesto de la intencionalidad lo ocupa la facticidad, y en
lugar de la atención (acompañada de placer) de un
valor aparece el hecho del "placer"que es absurdo en sí.
Entonces ya no se posee algo que pueda causar placer, sino el
placer mismo; pero este, sin un soporte.
desaparece.36
Si la atención al objetivo influye en el placer,
la desatención al objeto influye en la pérdida del
placer. El goce perseguido se deshace. Uno no disfruta del
placer. La búsqueda del goce le priva a uno del
goce.
Ese comportamiento supone la inversión del placer
como consecuencia en un placer como intención. Pero hay
que señalar que ese comportamiento representa un
fenómeno típicamente neurótico. Ahora se
comprende por qué el psicoanálisis formuló
el principio del placer: generalizó injustificadamente el
fenómeno característico de la neurosis: la
inversión de la consecuencia en intención, un
fenómeno que el psicoanálisis hubo de constatar
tarde o temprano.
2.7.2 El placer como categoría
suprema
Luego de haber expuesto el origen y finalidad del
placer, para dar sentido a la vida, concluyo también que
una de las conductas que rebelan la ausencia del sentido de la
vida, es la que le atribuye al placer sensible el rango de
principio y categoría suprema, y se traduce en la
búsqueda desaforada de aquellos objetos que lo producen,
como las drogas, el sexo, el alcohol, los juegos de azar, etc. O
también en el afán desmesurado de poseer
imperativamente los múltiples productos y artefactos que
se ofrecen en el mercado.
Alejandro Llano, diría al respecto que "la
tendencia del disfrute inmediato de gratificaciones sensibles es
culturalmente letal. Adormece la capacidad de proyecto, fomenta
el conformismo y domestica la disidencia. Se mueve en una
especial descendente, que sume a las personas en el
vértice del Hedonismo".37
La búsqueda del placer (el principio del placer),
comenta Frankl, aparece cuando se frustra la "voluntad de
sentido". Este principio hedonista del placer, que Frankl critica
con su habitual agudeza, es precisamente el principio en el que
Freud, fundado en las subjetivas instancias desiderativas del
individuo, sustentará su tambaleante estatuto
cognoscitivo.
Un principio del placer, que se ha acelerado en la
equívoca denominación de la "sociedad del
conformismo" y que actuando como anestesiador del
espíritu, fomenta diversas formas de inmadures
psíquica que incapacitan para descubrir el
auténtico sentido de la existencia humana, pues la
pregunta por el sentido de la vida es expresión de madurez
mental.
En la sociedad de consumo y abundancia sólo hay
una necesidad que no encuentra satisfacción y esa es la
necesidad de sentido "la voluntad de sentido". Y es que la
abundancia de ofertas y el innumerable elenco de instrumentos
cada vez más sofisticados que nos brinda el supuesto
"estado de bienestar", auque es evidente que satisface
necesidades básicas en distintos órdenes de las
vida, hay que afirmar, al margen de lo políticamente
correcto, que no responde a las exigencias más hondas e
íntimas de la persona, si se toman y se absolutizan como
fines en sí mismos.
El simple tener y acumular bienes materiales, no
perfecciona de por sí a los sujetos si no contribuyen a la
perfección y enriquecimiento de su ser. Es lo que ya en
los años treinta Gabriel Marcel38 expresó en su
conocida formulación de que el sentido y el valor de la
persona "no está en lo que tiene, sino en lo que es", es
decir no se trata solamente de "tener más" si no de "ser
más", proposición que de algún modo se
podría identificar con la frase de Frankl: "las
personas tienen los medios para vivir, pero carecen del sentido
por que vivir".39
Como palpablemente se puede comprobar, este
cúmulo de prestaciones que hacen más fácil y
cómoda la existencia y mejoran la salud colectiva, no son
de por sí una fuente de alegría y de acicate
intelectual, si no que más bien desembocan, como Frankl
sabe poner de relieve, en la insatisfacción afectiva, y en
la pérdida de sensibilidad para el agradecimiento
(especialmente en nosotros los jóvenes), si no se nos
confiere un sentido de orden superior; pues los pacientes en su
gran mayoría están sanos, pero no están
satisfechos de serlo, es decir poseen abundantes bienes sin estar
agradecidos.
Poner como exclusivo objetivo la mera
satisfacción de las necesidades biológicas (como
pretende el psicoanálisis), simplemente para restablecer
el equilibrio homeostático o psicológico, conlleva
a mutilar la integridad de nuestro ser y cegar la mirada ante el
horizonte de los valores.
2.8 VOLUNTAD DE PODER
En oposición a Sigmund Freud con su doctrina "la
voluntad de placer". Alfred Adler desplaza ampliamente el campo
de lo psicológico y opta por apoyarse en lo
biológico bajo la forma de "complejo de
inferioridad".
En este aspecto la psicología-individual, de
Adler nos ha familiarizado con la "voluntad de poder" bajo la
forma de tendencia al prestigio. La "voluntad de poder" es un
medio par el fin en cuanto que, como cumplimiento del sentido,
está vinculado a ciertos condicionamientos y presupuestos
sociales y económicos.
Ahora bien cabe hacerse la pregunta
analógicamente a la "voluntad de placer";
¿cuándo está atento el hombre al simple
efecto concomitante del "placer", y cuándo se limita al
simple medio para el fin que llamamos poder?
La respuesta es: sólo se forma esta voluntad de
placer o, respectivamente, esta voluntad de poder cuando se ha
frustrado la "voluntad de sentido"o, dicho con otras palabras,
cuando el principio de placer se convierte, en no menor grado que
el anhelo de prestigio, en una motivación
neurótica.40
2.9 SENTIDO DE SUFRIMIENTO
Para hacer más inteligible esta
explicación cojo una frase de Nietzche: "Pero no fue el
sufrimiento mismo su problema, sino la ausencia de respuesta al
grito de la pregunta ¿para que sufrir?"
Víktor Frankl y Elizabeth Lukas, en los dos
textos fundamentales, consideran que el ser humano no nace con la
capacidad de sufrimiento. Pero aquí surge un impedimento
que plantea la sociedad para aprender a asumir el sufrimiento: la
ilusión de poder corregir todo, conseguir todo. Se piensa
que todo en la vida puede ser corregido, no se aceptan las
limitaciones. Se aspira a encontrar por medio de las más
variadas fórmulas la clave para no envejecer, no
morir.
Es lógico que como personas aspiremos al
bienestar completo. La Logoterapia también acepta la
"voluntad de placer" como un motor que mueve al ser humano, pero
no nos pone en guardia para que aceptemos lo inmodificable, para
que hagamos la cuenta con lo finito, con el límite. Es
necesario asumir lo no-perfecto, lo molesto.
Frankl sostiene que "sufrir significa obrar y crecer,
pero también madurar. En efecto, el ser humano que se
supera, madura hacia su mismidad". El verdadero resultado del
sufrimiento es un proceso para llegar a la madurez. Esta pretende
que el ser humano alcance la libertad interior, a pesar de la
dependencia exterior.
Pensemos en una situación extrema, como la del
cautiverio en la guerra o en el campo de concentración: en
esa situación el ser humano se halla en el límite
de la dependencia de condiciones que le son impuestas y de
circunstancias que le son dictadas, pero resulta que esas
circunstancias y condiciones sólo lo hacen dependiente en
lo que respecta a su acción y su pasión, pero libre
para adoptar una actitud u otra ante esta situación de
extrema dependencia.
Esto significa que el ser humano es dependiente en
cuanto a la realización de los valores creativos y
vivenciales, pero es libre en la realización de los
valores actitudinales: libre "de" todas las condiciones y
circunstancias y libre "para" el dominio interno del destino:
"para"el sufrimiento autentico. Esta libertad no tiene
condiciones, es una libertad, "bajo cualquier circunstancia y
hasta el último suspiro.41
El sufrimiento no lleva necesariamente a la enfermedad
psicológica, sino que puede representar una de las
posibilidades para aumentar la tolerancia a la
frustración, adquirir más "defensas" que doten al
ser humano para confrontarse a futuras adversidades
inevitables.
El sufrimiento también posee una dignidad
ética, una importancia metafísica. Igualmente,
favorece la comprensión del otro. La persona debe olvidar
que el sufrimiento es una de las más grandes preguntas que
la vida le plantea. De acuerdo con la clase de respuesta que
dé, sufre más o sufre menos ¿Por qué
?
Cuando una persona no le encuentra sentido a un dolor
inevitable, sufre y está desesperada. Al contrario, si la
persona le encuentra un sentido a su dolor, sufre pero no
está desesperada. En la desesperación no hay un
significado, un sentido y se sufre más por esta
razón. Cuando se le encuentra un sentido al dolor se sufre
menos y no hay desesperación.
Tengamos en cuenta también que no todos los
problemas psíquicos ni todos los dolores pueden ser
eliminados terapéuticamente. Algunos deben ser soportados
y cuanto más uno sabe porqué, tanto mejor se pueden
soportar. Para hacer esto es necesario que exista alguna cosa,
una persona amada o un empeño o tarea para cumplir, que
tiene necesidad de uno y entonces por amor a él, se puede
aceptar un gran dolor.
Aquí un método terapéutico se
encuentra en un principio ético antiguo, es decir "la
persona no está sola en el mundo" y su bienestar no puede
ser el único motivo en su vida, pues el bienestar
solitario, separado de la relación con nuestros
semejantes, no es suficiente.
En el sistema logoterapéutico-desarrollado por V.
Frankl-, se insiste en la actitud valiente que se debe
desarrollar ante un sufrimiento inevitable; la búsqueda de
sentido ante el dolor es, sin embargo, uno de los desafíos
más difíciles que la vida le presenta al ser
humano. Se debe insistir en hacer que la persona recupere su
capacidad de sufrimiento cuando deba afrontar situaciones
dolorosas y le encuentre un sentido.
Una filosofía de higiene mental insiste en la
idea de que la gente tiene que ser feliz, que la infelicidad es
síntoma de desajuste. Un sistema tal de valores ha de ser
responsable del hecho de que el cúmulo de infelicidad
inevitable se vea aumentado por la desdicha de ser
desgraciado.
A la persona que sufre no se le da la oportunidad de
enorgullecerse de su sufrimiento y de considerarlo enaltecedor y
no degradante, pues con esto se hace que la persona no
sólo se sienta desdichada, sino también avergonzada
por sufrir.
En nuestra sociedad hay una búsqueda compulsiva
de la felicidad que no permite explorar las posibilidades de
riqueza, de crecimiento interior y de aumento en la tolerancia a
la frustración que produce el dolor.
2.9.1 Sufrimiento necesario e
innecesario
Es importante hacer la distinción entre un
sufrimiento inevitable y otro evitable. El sufrimiento "normal" o
autentico es aquel que se vive ante el destino inevitable,
absurdo y doloroso. Es aquel que debe despertar la
búsqueda de los valores del tercer orden, a saber, los
actitudinales.
Si ante una enfermedad dolorosa en la cual hay un gran
pronóstico y se puede realizar una cirugía, la
persona no acepta la intervención y prefiere seguir con el
sufrimiento, habría que analizar si hay miedo, escapismo o
masoquismo. Como nos recuerda Frankl en un anuncio publicitario:
"escoge con paciencia lo que envía la
providencia".42
En el sufrimiento autentico e inevitable, se disminuye
el exhibicionismo y no se hace un espectáculo del
sufrimiento. El masoquista, en cambio, asume el dolor como un fin
en sí mismo. El que sufre auténticamente encuentra
en el dolor inevitable un medio para encontrar un sentido y para
trascender.
Cito un párrafo escrito por V. Frankl, cuando
estaba internado en un campo de concentración en
Auschwitz; sus compañeros se preguntaban:
"¿Sobreviviremos a este campo?" Pues si no, "este
sufrimiento no tiene sentido". La pregunta que V. Frankl se
planteaba era algo distinta: "¿Tienen todos estos
sufrimientos, estas muertes en torno mío algún
sentido?" Por que si no, definitivamente, la supervivencia no
tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una
casualidad-ya se sobreviva o se escape de ella-en último
termino no merece ser vivida"43.
En este caso V. Frankl califica al sufrimiento como el
más elevado propiciador de sentido que podamos imaginar.
Pues bien, ello se debe a que los valores de actitud demuestran
ser más excelentes que los valores creadores y
vivenciales, en cuanto que el sentido del sufrimiento es
superior, dimensionalmente considerado, al sentido del trabajo y
al sentido del amor. ¿Porque?
Partamos de la afirmación de que el Homo Sapiens"
puede articularse en el homo faber, que llena su sentido
existencial mediante sus creaciones, en el "Homo amans", que
enriquece el sentido se su vida a través de la experiencia
del encuentro y del amor, y el "Homo Patiens", el hombre que
presta "el servicio", el "rendimiento" de sus padecimientos. El
"Homo Faber" es lo que solemos llamar a una persona triunfante,
un hombre que cosecha éxitos. Para él, sólo
hay dos categorías y sólo en ellas piensa: triunfo
o fracaso. Su vida se mueve entre dos extremos, en la
línea de una ética del éxito. Pero para el
"Homo Patiens" las cosas son diferentes: sus categorías no
son el éxito o fracaso, sino cumplimiento o
desesperación. De esta diferencia dimensional se deriva
también una superioridad igualmente dimensional, porque el
"Homo Patiens" puede realizarse incluso en el más
estrepitoso fracaso. La experiencia enseña que son
perfectamente compatibles el cumplimiento y el fracaso y, por el
lado opuesto, el éxito y la
desesperación.
Por todo lo expuesto resulta claro que la posibilidad de
realizar obras creadoras, es decir, de apoderarse del destino
mediante la actuación correcta, garantiza la
primacía frente a la necesidad de aceptar el destino con
la actitud correcta, es decir, frente a la necesidad de realizar
los valores de actitud.
Brevemente: aunque la posibilidad del sentido que
entraña el sufrimiento es, según la
categoría de los valores, superior a la posibilidad de
sentido creador, es decir, por mucho que corresponda al sentido
del sufrimiento la primacía, la prioridad recae sobre el
sentido creador. Efectivamente aceptar un sufrimiento que no
viene necesariamente marcado por el destino, sino un sufrimiento
innecesario, no sería servicio, sino petulancia. El
sufrimiento innecesario es-para decirlo con una expresión
de Max Brod44 – infelicidad "innoble", no una "noble"
desdicha.
El médico goza de la repetida oportunidad de ver
cómo un paciente va llevando a cabo el cambio de rumbo,
desde el primer plano de la conciencia cotidiana, desde la
posibilidad, al alcance de toda existencia media, de dar un
sentido a su vida mediante una actividad creadora, a la necesidad
de dar un sentido a la existencia mediante el sufrimiento y
mediante la aceptación de un destino doloroso adquirido
desde la óptica de nuestra libertad.
No sólo la renuncia al trabajo y a la posibilidad
de sentido que se encierra en él, si no también la
renuncia al amor, puede inducir a una persona a aceptar y
realizar una oportunidad del cumplimiento de sentido, elegida de
entre las diversas posibilidades que se encierran en este
empobrecimiento marcado por el destino.
Cito un caso concreto que demuestra la
explicación ya definida. Fue ha visitarle a V. Frankl
un doctor, que durante muchos años se había
dedicado al ejercicio de la medicina práctica.
Hacía un año que había muerto su mujer, a la
que amaba más que a todas las cosas del mundo, y se
sentía incapaz de sobreponerse a esta pérdida.
Preguntó Frankl a este paciente, aquejado por una grave
depresión, si había reflexionado sobre lo que
había ocurrido si las cosas hubieran ocurrido al
revés, es decir, si él hubiera muerto antes que su
mujer. "Inimaginable", respondió se habría hundido
en la desesperación". Entonces Frankl sólo
necesitó hacerle caer en la cuenta: vea usted, todo esto
se le ha ahorrado a su mujer, aunque ciertamente ahorrado el
precio de que sea usted el que ahora carga la tristeza". En aquel
preciso instante, su sufrimiento adquirió un sentido: el
sentido de un sacrificio. No podía cambiar ni un
ápice del destino, pero había cambiado la actitud.
El destino le había arrebatado la posibilidad de cumplir
su sentido en el amor, pero le quedaba la posibilidad de adoptar,
frente a este destino, la actitud adecuada.45
CAPITULO III
La
frustración existencial
El hombre se siente frustrado existencialmente cuando
siente que sus proyectos no tienen un significado concreto y
objetivo, por tanto, se siente un fracasado y considera que la
vida no vale la pena ser vivida.
3.1 FRUTRACIÓN
La Frustración existencial es para los hombres de
hoy, tema que no se hace polémico, la frustración
del sentido de la vida, está en cada ser humano, en el
inconsciente, sólo que el hombre sobre cargado de
ocupaciones por procurarse el sustento para la vida, no advierte,
porqué trabaja, porqué vive, ni aún
más que significado tiene la vida en este
mundo.
En una investigación sobre 60 intentos de
suicidio, realizados en la Idaho State University, se
comprobó que el 85% daban como razón de su acto, a
una extremada crisis existencial, "la vida no tiene sentido para
mí". El 93% de los que contestaban así, gozaban de
buena salud física, tenían una situación
socio económica desahogada, satisfactorios expedientes
académicos y no sufrían conflictos familiares;
concluía que la proporción de los que
sufrían frustración existencial habían
pasado del 30 al 80%. Y la pregunta que se hacía era
¿Porqué aumentan las manifestaciones de
neurosis?
Es una situación que nos debe preocupar, de
hecho, a todos los seres humanos de nuestra actualidad; si
analizamos a fondo cada aspecto de nuestra vida, nos daremos con
la sorpresa de que dentro de nuestro inconsciente están
arraigados grandes espacios de vacío existencial; pero
como ya lo mencioné antes, las ocupaciones, las
diversiones, los vicios, los trabajos, y cosas por el estilo que
el hombre busca para llenar el tiempo libre, no nos permiten
analizar nuestra psique, nuestro espíritu y como
decía el filosofo Piper en su Libro "En Defensa de la
filosofía" el hombre no sale por sí solo de su
estado de trance, porque se encuentra atollado en los engranajes
de las ocupaciones diarias, que no permiten al hombre trascender
mas allá de ese círculo vicioso, entorbellinado,
empujando a que se pierda una posible reflexión
existencial en el hombre contemporáneo.
Sólo se podría salir de este estado de
trance por medio de una experiencia sobrenatural; como dice
Piper, por medio de un shock, o por la experiencia de la muerte
de alguien que queremos o por medio de la experiencia del Eros
auténtico.
Necesitamos estímulos fuertes para prescindir de
la realidad y hacernos las preguntas ¿Porqué estoy
en el mundo? ¿Porqué a mí y no a los
demás? ¿Qué sentido tiene la vida?
¿Qué significado tiene mi sacrificio por el otro?
Todas estas preguntas nos salen al encuentro en nuestra vida
diaria, y necesitamos que alguien nos escuche, que nos comprenda,
pero creo que estas preguntas son señal de que nosotros
nos damos cuenta de nuestra frustración; creo
también que son señal de que estamos madurando
existencialmente.
En este aspecto la "voluntad de sentido" puede
frustrarse, y en tal caso la Logoterapia habla de la denotada
frustración existencial. El término existencial se
puede utilizar de tres maneras: para referirse a la propia
existencia, es decir, el modo de ser específicamente
humano para hablar del sentido de la existencia y para designar
el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia
personal o lo que es lo mismo, a "la voluntad de
sentido".
Muchos de los jóvenes de nuestro tiempo sufren
bajo los efectos de la frustración de la "voluntad de
sentido", pues viajamos por senderos que no nos dan esperanza de
llegar a un fin prometedor, donde nosotros nos sintamos a gusto,
con una mirada del 100% positiva, donde nos podamos sentir
realizados, cuando lleguemos al limite de nuestro fin y podamos
decir con orgullo he realizado mi vida como debe ser.
Cito un artículo del Padre Mario Mazzoni, MCCJ,
bajo el titulo de "Sin pasaje en la vida". El Famoso
Comediógrafo Irlandés George Bernard Shaw,
extravagante y olvidadizo, viajaba un día en un
ferrocarril de Londres. En su momento pasa el controlador de
pasajes. Shaw busca con afán en sus bolsillos el boleto,
pero…nada. El Controlador, que había reconocido al gran
escritor, le dice: "no se preocupe, tranquilo". Pero Shaw sigue
buscando. "Le dije que no se preocupara", insiste el controlador.
"Bien tengo que preocuparme señor-responde Shaw-porque si
no encuentro mi boleto no se a donde voy".
Este apólogo es la imagen de muchos "Viajeros" que
han olvidado la meta de su vida. Nunca como hoy estamos
informados del cómo y del cuando de las cosas de los modos
y estilos de la vida; pero hay un desinterés del
porqué y del para qué de la misma existencia. Hoy
se vive "Al día". No hay tiempo para un alto, para que
preguntarse "cual es la meta que me espera, qué sentido
tiene todo lo que hago, qué significado tiene para
mí la muerte". Las terribles palabras de otro escritor
Ingles, Eliot, se convierten en una advertencia: "Nacer, Gozar,
Morir, aquí está todo; nacer, gozar, morir, saca la
cuenta todo se reduce a esto". Para muchos la vida es sólo
esto y por ende no quieren mirar más allá. El
sólo preguntárselo es motivo de miedo. Nadie duda
de que muchos suicidios se deben al sentirse como perdidos en la
vida, sin un punto de referencia.
El escritor Francés, Gustavo Flaubert
describía así esta situación: " Me siento
Viejo, explotado, asqueado de todo. Los demás me aburren,
como yo me aburro de mi mismo… Me parece atravesar una soledad
sin fin, para ir adonde… no sé".46
Creo que todo lo que suscribe el Padre Mazzoni a cerca
del sin sentido que tiene la vida para el hombre, se debe
también a una sensación de inutilidad; nosotros los
jóvenes hemos sido, somos y creo que seguiremos siendo el
principal foco de este nocivo complejo de vacuidad; pues nos
sentimos inútiles en un mundo marcado por la
competitividad, donde los más dotados de inteligencia
conseguirán su boleto para la vida, mientras los
demás transitamos por el mundo, sin encontrar el camino
que nos lleve a la realización.
Pero sin embargo en nuestra época, hablar del
sentido de la vida, es considerado casi como un tema tabú,
como lo fue la sexualidad en otro tiempo. Hoy son muchos los que
no se atreven a hablar de la vida concediéndole
algún sentido.
Esta sumisión del significado de la existencia en
un tímido tema tabú, se debe al temor de ser
considerado como un ser raro, que no vive al ritmo de la
"civilización", de la moda, o de la modernidad, entre
comillas. Desde esta perspectiva hemos perdido de vista el
denotado significado del objetivo de nuestra
existencia.
Para concretar mejor el problema, transcribo un
trágico caso sucedido recientemente en la ciudad de Carmen
de Patagones-Argentina; un adolescente de apenas 15
años de edad, entró con una pistola en mano al aula
de su colegio donde estudiaba y sin decir nada empezó a
disparar contra sus 29 compañeros, matando a tres
estudiantes e hiriendo a otros cinco. Lo sorprendente es que,
entre las pruebas que se llevó la policía del aula
donde ocurrió el masacre, se encontraba el pupitre del
joven; allí había tres frases escritas con
lápiz: "la mentira es la base de la felicidad de los
hombres", "si alguien le encontró sentido a la vida, por
favor, escríbalo acá" y "lo más sensato que
podemos hacer los seres humanos es suicidarnos".47
.
La situación actual que estamos viviendo es
trágica y muy cuestionable; casos como éste que se
presentan a menudo, son una de las claras manifestaciones de que
hemos perdido el sentido y el significado de la vida.
Y Volviendo a lo que decía el Padre Ignacio
Muguiro; en una conferencia a cerca de la Oración: "un
hombre sin un objetivo que cumplir, no sabe por qué
existe". Pues desde esta consideración, si nos damos
cuenta una vida objetivada, con una misión
ontológica que cumplir denota que la existencia tiene un
significado, que hace que la gente se sienta estimulada a seguir
luchando por lograr el tan anhelado sentido de la
vida.
Pero todo este sueño se derrumba cuando uno, en
afán de sacarle más provecho a la vida, se
desvía fuera de su camino, encontrándose desde
luego, con el vacío.
Muchos doctores, médicos, psicólogos,
antropólogos, y psicoterapeutas, piensan que la
frustración existencial es hoy más importante que
la sexual; quizás porque saben que la frustración
existencial es la que pone más en peligro la integridad y
la vida del hombre.
3.2 CONVERGENCIA DE OPINIONES
la frustración existencial ha estado latente
desde tiempos antiguos; muchos filósofos y pensadores se
han preocupado por investigar el origen, las causas y las
consecuencias de esta crisis existencial. Enumero algunos de
estos pensadores:
Víktor Emil Frankl.
Elizabeth Lukas.
Kierkegaard y
Albert Camus.
3.3 VÍKTOR FRANKL
Al psiquiatra le sale al encuentro, no raras veces la
voluntad de sentido, bajo la forma de frustración. No
existe pues, tan sólo la frustración sexual, la
frustración del instinto sexual, o, dicho en
términos más generales, de la "voluntad de placer",
si no que se da también lo que en la Logoterapia se llama
frustración existencial, es decir, un sentimiento de falta
de sentido de la propia existencia.
Este complejo de vacuidad alcanza hoy un rango superior
al del complejo de inferioridad, por lo que se define dentro de
la etiología de las enfermedades neuróticas o
voluntad de poder.
El hombre existencialmente frustrado, no conoce nada
con lo que poder llenar lo que Frankl llama "vacío
existencial"48. En opinión de Schopenhauer, la
humanidad oscila entre la necesidad y el aburrimiento. De hecho
se advierte una y otra vez que, en el fondo de numerosos casos de
frustración sexual, late, propiamente hablando, la
frustración de la "voluntad de sentido": sólo en el
vacío existencial prolifera la libido sexual.
Como el mismo lenguaje enseña, el aburrimiento
puede ser "mortal". Hay autores que llegan incluso a afirmar que
los suicidios deben atribuirse, en la ultima instancia, a aquel
vacío interior que responde a la frustración
existencial.
Todos estos problemas adquieren en nuestros días
una acusada actualidad, vivimos en una época de creciente
tiempo libre. Pero hay tiempo libre no sólo respecto de
algo, si no también para algo. Sólo que el hombre
existencialmente frustrado no sabe cómo o con qué
llenar ese tiempo; entre estas neurosis podemos mencionar a la
llamada neurosis del tiempo libre, de paro laboral y a las crisis
de los jubilados; para superar estas crisis, hay que optar por
hacer frente a la vida: tener siempre una tarea que
cumplir.
Pero también hay otro tipo de neurosis que
ocasionan las crisis existenciales, y la crisis periódica
pasajera llamada "neurosis dominguera"; una depresión que
acomete a aquellas personas que se hacen conscientes del
vacío del contenido de sus vidas cuando, al llegar el
Domingo y hacer alto en su trabajo cotidiano, se enfrentan con la
crisis existencial.
De ordinario la frustración existencial no es
manifiesta, ni latente. El vacío existencial puede quedar
larvado y permanecer enmascarado; pues conocemos varias
máscaras bajo las que se oculta el vacío
existencial. Pensemos simplemente en la enfermedad de los
"Manager" que, llevados de su afán de trabajo, se arrojan
a una intensa actividad, de modo que la "voluntad de poder"
reprime a la "voluntad de sentido". Al igual que las mujeres de
los adinerados no teniendo en qué ocupar su tiempo libre
acuden a los chismes, al alcohol, los juegos, e incluso a la
infidelidad matrimonial o de parejas. Vemos a simple vista que
estas personas no hacen sino huir de sí mismas, al
entregarse a una forma de configuración de su tiempo libre
que Frankl califica de centrífuga y a la que habría
que oponer otra que intente dar a los hombres no sólo una
ocasión de esparcimiento, si no también de
recogimiento y meditación interior.
La angustia del vacío no se da tan sólo en
el ámbito físico, sino también en el
ámbito de lo psicológico. Frankl considera el ritmo
acelerado de la vida actual como un intento de
automedicación inútil de la frustración
existencial.
Como dice la parodia del Motociclista. "No tengo ni la
menor idea de a donde voy, pero desde luego voy a toda maquina";
muchos de nosotros, los seres humanos, practicamos una vida como
la de este motociclista, y nos dejamos llevar por el simple hecho
de la rutina; a veces no tenemos un objetivo que perseguir, pero
igual nos da. Vivimos en una época en que todo parece que
camina sobre ruedas, tenemos un ritmo de vida muy acelerado, y
hemos perdido así la noción de cual es el fin o el
significado de nuestra vida en esta gran competencia.
Pienso que el hombre marcado por este ritmo de vida, ha
entrado en una total frustración existencial;
además considero que esta anomalía
patológica es consecuencia de un desvío del sentido
de la existencia, y en este aspecto se la puede calificar como
una denotada frustración de la "voluntad del
sentido".
Todos pretendemos una existencia llena, hasta el
máximo posible de sentido; conseguir este objetivo, es uno
de los propósitos primordiales de la Logoterapia que
plantea Frankl, lo que, en un contexto concreto, significa un
tratamiento orientado al sentido.
No se trata de movilizar la voluntad de sentido, si no
de despertarla a la vida , allí donde ha sido
resquebrajada, o permanece inconsciente, o ha sido reprimida o
desplazada por la trepidante vida de rutina.
3.4 ELIZABETH LUKAS
Esta destacada y competente mujer-discípula de
Víktor Frankl-es una doctora en psicología que
nació en Viena y estudio psicología en la
universidad de la misma ciudad. De hecho comenzó su
carrera con trabajos empíricos y estudios
estadísticos; es también autora de un test
logoterapéutico; su contribución al sistema
terapéutico se ha fundado más en una simbiosis
fecunda de experiencias prácticas y teoréticas
repotenciando una actitud sana de compromiso y responsabilidad
con la denominada "Voluntad del sentido".
Elizabeth Lukas, de este modo, se adapta a una tendencia
moderna: la de abrir posibilidades para procurarse por sí
mismo un remedio psicoterapéutico. Actualmente se ha
destacado en la asistencia de asesoramiento personal y educativo
a la Juventud.
E. Lukas manifiesta que la juventud de nuestra
época tiene cada vez más libertad sexual, y
disfruta de más poder que nunca, esta Juventud tiene por
término medio mucho mejores, posibilidades de
formación que los jóvenes de generaciones
anteriores; pero aun son infelices.
Muchos científicos, médicos y
psicólogos del mundo occidental, e incluso del oriental,
han contemplado independientemente unos de otros, que desde hace
unas pocas décadas predomina una Psicopatología
nueva, que difícilmente se puede catalogar con los
términos tradicionales y todos han terminado por
corroborar la propagación del síntoma que Frankl
descubrió hacia l950 y definió como
"Frustración existencial"49.
Esta frustración existencial se manifiesta en el
aburrimiento, la indiferencia, la sensación de falta de
sentido, el vacío interior, la ausencia de metas, la
apatía, el desaliento y la insatisfacción ante la
vida. Domina en los jóvenes que se sientan en las
discotecas ante un vaso de cerveza, se dejan impregnar por el
ruido del equipo de sonido y se pasan las horas mirando el
vacío.
Al igual, los adultos padecen de frustración
existencial. Cambiando de profesión, prueban una cosa
acá, otra en otro sitio, y nada les gusta. O corren tras
el dinero o las posesiones y, cuando han reunido algo, se
preguntan qué deben hacer con eso. Huyen de la realidad
para cobijarse en los sueños, en el alcohol, matan los
domingos ante la Televisión, y buscan en técnicas
sexuales aberrantes, una satisfacción que nunca
encuentran. Están artos de todo y al final dicen ¡la
vida me da asco! "
La frustración existencial, es decir, la
sensación de falta de sentido, suele aparecer
también asociada a una sensación de vacío, y
también para este fenómeno ha acuñado Frankl
una expresión que hoy es de uso común: el
"vacío existencial" como puntualizará más
adelante, este vacío existencial tiene sus causas
enfrascadas en el espíritu, provocando una visión
realista del significado de la existencia, teniendo por su
puesto, consecuencias catastróficas en el desarrollo y
proyección de la vida humana.
Como hemos visto la Psicóloga logoterapeuta, E.
Lukas en una visión general, asume que la
frustración existencial ha enraizado sus efectos
devastadores en estas últimas décadas, sobre una
gran proporción de la masa humana; pero más que
todo, los jóvenes han sido y son aún los más
afectados por este complejo de vacío, es por esto que su
profesión como Psicoterapeuta está más
inclinado al tratamiento con jóvenes; pues de estos
depende que el futuro de la humanidad esté encaminado
hacia una realización con plenitud y significado
real.
3.5 KIERKEGAARD
Kierkegaard nació en Copenhague en l813; sus
padres fueron de origen campesino, su madre murió cuando
Kierkegaard tenía 21 años lo cual ocasionó
un profundo sufrimiento aunque no ejerció muchas
influencias en su vida.
El que sí ejerció mucha influencia en
él fue su padre, éste encerraba en su
espíritu un sentimiento de melancolía misteriosa
cuya causa no se lograba descubrir. Su padre le inculcó
con mucha énfasis la práctica de las virtudes y el
ejercicio de su capacidad intelectual en la especulación.
Más tarde se dedicó a la filosofía, a la
Historia, serán años en que se familiarizó
con el Hegelianismo, pero en l848 Kierkegaard tuvo una
experiencia religiosa que le hizo cambiar de carácter y de
estilo de vida, (había sido un observador de la vida,
cínico y desilusionado).
En su filosofía "El individuo y la masa"
acentúa la realidad del hombre como individuo (ser libre
singular con relación irrepetible, única para con
Dios). Kierkegaard descalifica todo aquello que le sumerge en la
masa que sería el reino alienante del "Se Piensa" "Se
dice" "Se siente".
3.5.1 Kierkegaard y la idea de la
existencia
Esta categoría de existencia sólo lo
aplica al ser humano que es actor, no mero espectador que se
sumerge en el anonimato de la masa. Existe un poseedor de
existencia que sólo es aquel que se compromete a fondo y,
de este modo, da sentido y dirección a su vida.
Existe así en virtud de un objeto por el que se
esfuerza activamente escogiendo esto y rechazando aquello. Para
Kierkegaard "Existencia" significa lo que conocemos como
autentica o existencia real objetivada y significativa; existente
y existencia es el que vive con excelencia ante Dios, y se
esfuerza por relacionarse con Dios.
3.5.2 Lo que entiende por angustia
Para Kierkegaard el concepto de angustia se sitúa
dentro del campo de lo religioso, y está
íntimamente asociada a la idea de pecado. Creo que la
cuestión que llevó a Kierkegaard a definir de este
modo el concepto de angustia, radica principalmente en la vida
trágica que soporto desde niño. Como bien se sabe,
él fue mimado por sus progenitores y educado por el padre,
un severo pietista, de un modo absurdo. Su grave neurosis de
angustia se basa en un fuerte odio al padre en reacción
reprimida a esa pedagogía, odio que tubo grandes
consecuencias, pues transfirió ese odio luego a sus
profesores, superiores a su patria50 y a toda autoridad y se
manifestó también en una crítica desmesurada
de todo, pues no se pudo liberar de sus sufrimientos de origen
nervioso; como sabemos también intento suicidarse al no
poder explicar el sin sentido de su vida desordenada antes de que
se dedicara de lleno a la filosofía y a la
historia.
Pienso que su sentido del "porqué vivir" se
objetivó en la búsqueda de una autenticidad
religiosa y en la publicación de obras Filosóficas,
desahogando inconscientemente la trágica y angustiosa vida
que llevaba.
Sabemos que Kierkegaard fue ahondando en un "sufrimiento
interno desesperante" que aflora una y otra vez en su Diario en
forma de queja aguda: "Mi Vivir es sólo noche". Cuando
muera podré decir como Aquiles: "Estás consumada,
vigilia nocturna de mi existir". Y en otro lugar dice "mi congoja
es como un castillo caballeresco, colgado como nido de
águila en el risco de una montaña. Nadie lo puede
alcanzar", así vivo yo como un aislado."51
Sin embargo, el demonio de la zozobra penetró al
mismo tiempo en su castillo interior, como huésped
sombrío. La zozobra le empujó en la soledad del
existir hasta lo sumo, hasta la cumbre cimera, hasta la
autorrealización incondicional en la existencia
religiosa.
Es por esto que cuestionó mucho a la
religión de su patria, criticándola, por la falta
de autenticidad y dispersión del sentido y significado que
tenía el ser Iglesia verdaderamente fundada por
Cristo.
3.6 ALBERT CAMUS
No nos extrañe que en el pleno siglo XXI, estemos
tratando un tema que a simple vista no se le preste especial
importancia, más que para los Psicólogos. Pues es
en nuestra época contemporánea donde más se
han hecho visibles los estragos que ocasiona la
frustración existencial o "frustración del anhelo
de sentido".
Es en estas circunstancias donde el desarrollo
industrial crece o se agiganta como una nebulosa, donde el
sentimiento del absurdo se manifiesta en forma de un
síndrome neurótico masivo que puede observarse
sobre todo en los más jóvenes de nuestro
tiempo.
3.6.1 El absurdo
Camus52 supone que el hombre, todo hombre, de una forma
o de otra, trata de buscar al universo, a la vida humana, a la
historia un sentido. Es esta la pregunta más honda que se
puede hacer un hombre, consecuentemente, ya que la
filosofía debe esclarecer los problemas de la vida; este
será el problema más importante que tiene planteado
la filosofía. Son sus mismas palabras: "Juzgar que la vida
vale o no vale la pena de ser vivida, es responder a la
cuestión fundamental de la filosofía.
El hombre, sigue afirmando Camus, necesita asegurarse de
si la realidad en cuanto tal, en su totalidad tiene una finalidad
inteligible y buena, en la cual uno puede ubicar su propia vida,
con sus ideales, sus metas, de una manera coherente.
Los dirigentes religiosos, dice Camus, y los creadores
de sistemas metafísicos han dado sus
respuestas.
Pero sus interpretaciones del mundo de la realidad no
resisten la crítica. El mundo, esta es la amarga y
frustrante conclusión de Camus, acaba revelándose
al hombre clarividente, más temprano, como falto en
absoluto de finalidad o sentido.
El mundo, la historia humana no es racional, pues,
carece de sentido y de finalidad. Estas conclusiones brotan sobre
todo en Camus presionadas por la presencia del dolor, la
enfermedad y la muerte. En algunas de sus novelas hará
especial énfasis en el "sufrimiento de los inocentes" y en
el "sufrimiento de los niños".
De esta constatación brota el sentimiento del
absurdo. Diríamos que Camus ensancha esas experiencias que
algunos hombres catalogan como absurdas, sin sentido, a toda la
vida humana y a todo el universo que quedan descalificadas como
absurdas.
3.6.2 Origen del sentimiento del
absurdo
El sentimiento del absurdo puede originarse de diversos
modos; por ejemplo, al reconocer que el final es la muerte, o al
percatarse, de pronto, de lo indeciblemente tediosa que es la
rutina del vivir. (Camus no aceptó la fe cristiana, aunque
tiene frases de respeto y de admiración por Jesucristo;
hay también en él un ateísmo que al final de
su vida se fue, quizá, atenuando).
Hay una actitud que Camus califica de escapismo, de
huida. Sería esta el refugiarse en un trascendente, en un
Dios que está más allá de la razón.
(Camus da por descontado, sin examen, que a Dios no se le puede
alcanzar por la razón).
Otra actitud consecuente con la constatación del
absurdo de la existencia humana sería el suicidio. Pues
"ver disipado el sentido de esta vida, ver que nuestra
razón de existir desaparece, es insoportable, no se puede
vivir si la vida no tiene sentido. Sin embargo, Camus no
recomienda el suicidio. En su opinión significa someterse
al absurdo, capitular.
La verdadera actitud, que está a la altura del
ser humano, no se muestra sometiéndose, ni tampoco
mediante ese escapismo en que incurren algunos filósofos,
como Jaspers, sino viviendo en la conciencia del absurdo (es
decir ratificándose en que el mundo es absurdo) y , no
obstante, rebelándose contra él (contra este
absurdo) a base de comprometerse consigo mismo a vivir con la
mayor plenitud e intensidad posible. Uno mismo pues, tiene que
encontrar su forma de vivir y de reaccionar contra el absurdo ya
que no existen, según Camus, normas o patrones absolutos
conforme a los cuales podamos determinar como ha de vivir cada
hombre.
(Un diálogo con Camus, en todos estos puntos,
pediría, en la línea de la Teodicea, establecer la
existencia de un Dios creador y providente y, por lo tanto, de
una creación que tiene un sentido y una finalidad,
pediría también esclarecer el sentido del
sufrimiento y de la muerte y, juntamente, en la línea de
la Ética pediría la Fundamentación de normas
y valores objetivos que iluminan, sostienen y dan sentido a la
vida humana. Luego, la fe cristiana ilumina con una nueva luz
todas estas realidades. Esta nueva luz brota de la iniciativa y
de la revelación de Dios en Jesucristo).
Así pues el hombre del absurdo (es decir el
hombre que ha constatado y admitido que la vida humana es absurda
y que, sin embargo se ha rebelado contra ello) puede adoptar
varias formas de acción. (todas tienen las mismas
categorías)
Una es la búsqueda del gozo, de las
experiencias gratas, aún sabiendo que son pasajeras;
el tipo de esta actitud es Don Juan.Otra forma de vivir es la del que reconociendo el
sin sentido de la historia y, por lo tanto, la absoluta falta
de importancia de la acción humana, se dedica, no
obstante, en su situación histórica a una causa
social y política.Otra forma de vivir es la del artista creador, que
sabe de sobra que tanto él como sus creaciones
están condenadas a la extinción y que, no
obstante, consagra su vida a la producción
artística.Camus, en su obra "La Peste", presenta
todavía otra forma de vivir de este hombre del absurdo
que, en cierto modo se puede identificar con la que acaba de
citar en segundo lugar. Se trataría de un ateo, de un
hombre que vive sin Dios y que, sin embargo, se dedica con
sacrificio al bienestar de sus semejantes. Y si lo hace
así, nos dice, sin ninguna esperanza de recompensa y
consciente de que, a fin de cuentas, da lo mismo como
actúe, se demuestra la grandeza del hombre
precisamente en este combinar el reconocimiento de lo
fútil (de la inutilidad) de sus acciones con el vivir
sacrificándose y amando. En este sentido dice Camus
que es posible ser un "santo" ateo.
(La actitud que preconiza Camus en el fondo es
profundamente absurda y sin sentido. Su pensamiento mina por
completo las acciones de los hombres al declarar la inutilidad de
todas nuestras acciones.
Si de hecho se diese ese hombre generoso y para los
demás que dice Camus que al mismo tiempo se dice ateo,
habría que examinar ese ateismo. Ese ateismo de
palabra.
Camus en su obra "El mito de Sísifo" nos dice que
"Sísifo" es el hombre que se afana siempre
heroicamente-pero en vano-en la historia tras el sentido, el
orden y la configuración del existir. El dar sentido a lo
sin sentido es por sí un comienzo de empresa sin sentido,
condenada al fracaso. La historia-en cuanto realidad existencial
humana-es el mito del Sísifo metafísico. La postura
únicamente posible está señalada en el tipo
del "Etranger", (del extranjero). Este encarna la
alineación metafísica del existir del hombre. A
él le son completamente-por así decir,
naturalmente-ajenos todo sentido, todo orden y toda
institución ciudadana-civil.
Sísifo y el extranjero son los tipos negativos
del sin sentido. Pero también hacen aparición
en A. Cámus, los tipos positivos en su novela "La
Peste"53, donde la ciudad entregada a la peste y aislada del
mundo exterior, se presenta como "experimento existencial" en el
laboratorio de la historia.
Por la situación histórica "la peste",
hace patente la caducidad de todos los valores significativos de
todos los órdenes e indagaciones mundanas. Pues A.
Cámus en su novela "La Peste", trata de explicar el
aniquilamiento de la humanidad por este contexto existencial sin
sentido.
Pero creo en mi opinión, que todo gira en torno a
otro orden, pues no todo es fatalismo, absurdo, nihil; el hombre
también aspira a un orden distinto, un orden de hondura de
la existencia humana en su auto comprensibilidad.
Este contexto existencial más profundo y al mismo
tiempo más enigmático se hace palpable en las
impresionantes descripciones de esta novela de "La Peste".
Sabemos por experiencia que el hombre no es un ser meramente
empírico, pues también trasciende, aún en
las circunstancias que nos parecen más absurdas; los
hombres, dentro de este destino fatal, se despiertan hacia la
suprema entrega de sí mismos con el más puro
despliegue del amor y son así transformados.
Nos dice Camus que un nuevo orden misterioso de existir,
que precisamente comienza a dominar en el caos, en la nada, como
el "nihilizar" del ser en el existir, halla su clara
expresión en el sin sentido y en lo incomprensible del
destino.
Este no sería pues un destino ciego, sino figura
secreta y oculta, "meta figura" del existir: logro para el hombre
mismo sólo en sus realizaciones más puras y
absolutas en la hora del destino: pujanza fecunda de su
existencia total.
3.7 CAUSAS DE LA FRUSTRACIÓN
EXISTENCIAL
Durante mucho tiempo han estado vigentes diferentes
teorías para explicar las causas de los desarreglos
psíquicos. Desde la del famoso Freud (convencido de que el
origen estaba en la represión sexual) hasta las de otros,
como Adler (para quien la causa estaba en el complejo de
inferioridad y el afán de poder).
Estudios más recientes establecen que, es en el
vacío de la propia existencia, donde hay que buscar la
raíz del problema. Y es que la primera fuerza que motiva
al hombre es la lucha por encontrarle un sentido a la vida. Esta
constituye, para todo ser humano, una fuerza propulsora que no
depende de su arbitrio.
Los impulsos morales y religiosos tienen una forma de
dinamizar distinta de las pulsiones instintivas de las que
hablaban Freud, Adler y sus respectivos seguidores.
Los instintos arrastran, los ideales atraen y respetan
la libertad del hombre, que es el único que puede y debe
decidir. Cuando decide considerar, como único móvil
en su vida, satisfacer las energías instintivas, prescinde
de una parte muy valiosa de su realidad personal y termina
desequilibrándose al no conseguir el sentido pleno de lo
que le sucede y hace. Como consecuencia, aparece la
frustración existencial y, finalmente, una seria neurosis.
Podemos considerar como causas que originan la frustración
a:
La pérdida del instinto.
El neuroticismo.
El reduccionismo y.
La pérdida de la tradición.
3.7.1 La pérdida de los
instintos
Considerando la perdida de la los instintos, estos no
dicen al hombre, contrariamente al animal, lo que debe hacer; y
muchas veces el hombre parece no saber lo que quiere. Entonces se
siente tentado a hacer lo que los demás hacen, o a querer
lo que los demás quieren. En el primer caso nos
encontramos con el conformismo y en el segundo caso con el
totalitarismo; el uno fundado en el hemisferio occidental y el
otro en el hemisferio oriental.
3.7.2 El neuroticismo
Pero no debemos considerar solamente al conformismo y al
totalitarismo, como las secuelas del vació existencial,
sino también al neuroticismo. A estas neurosis las podemos
considerar como una enfermedad psíquica, ya que son una
pobreza espiritual y que no pocas veces son consecuencia de un
sentimiento radical de falta de sentido.
3.7.3 El reduccionismo
Tengamos muy en cuenta que el reduccionismo tiene
razón dentro de sus límites y solo dentro de sus
límites. Su peligro es el pensamiento unidimensional. Este
pensamiento priva de la posibilidad de encontrar un sentido. La
afirmación de que el sentido de una estructura excede los
elementos de que éste se compone, significa en definitiva
que el sentido esta localizado en una dimensión más
elevada que los mismos elementos que constituyen este
sentido.
3.7.4 El vacío existencial
Estas son frases muy escuchadas en el consultorio:
"¡Me siento como muerto…!", "¡me siento
vacío!", "¡No sé qué hacer…!",
"¡Estoy desesperado!". Esta sensación de
vacío es existencial, es una falta de sentido en
relación a la propia existencia. La misma es vivida como
intrascendente, sin ningún valor, sin fuerzas para
continuar. Y cuando tenemos un sentimiento de sin sentido,
padecemos de lo que Víktor Frankl ha llamado "Vacío
existencial". Éste puede provocar una neurosis causada por
un problema espiritual. Sentimos una gran frustración por
no encontrar nuestro lugar en el mundo.
3.7.5 ¿Tenemos un propósito en la
vida?
Si podemos identificar un propósito para nuestras
vidas seguramente no caeremos en esta dolorosa situación.
Está muy bien, pero cuando no encuentro un sentido a mi
vida ¿cómo puedo hacer para hallar ese
propósito?.
Podemos hablar de soluciones falsas o auténticas.
Dentro de las falsas las más comunes son las
siguientes:
-Tapar la sensación de vacío con una
variedad de ocupaciones laborales o de otra
índole.
-Así algunas mamás que se dedican a cuidar
su hogar y viven solamente para sus hijos y su marido.
-Las mujeres que en una edad promedio de 45 años
y algo más, de pronto se encuentran con hijos que ya no
las necesitan y un marido que comparte poco tiempo con ella, se
enfrentan con alguna frecuencia a esa sensación de
vacío. Ahí comienza el cuestionamiento:
¿Qué hice de mi vida?. ¿Qué hago con
mi vida?. Pero también los que trabajan en exceso lo
pretenden hacer, para ocultar con "falta de tiempo" su falta de
proyectos personales en la vida. Es fácil decir "ahora no
puedo", "los chicos me necesitan", "ahora tengo que trabajar para
mi familia", "tengo que cuidar de…", "¡ahora no…!". Y
para uno mismo… ¿cuándo tenemos lugar?,
¿cuándo disponemos de tiempo?.
En cambio, las soluciones auténticas comienzan
cuando la persona empieza a cuestionarse lo que le ocurre y no se
queda sólo en la queja, en el reproche y en la culpa, sino
que busca a alguien que pueda ayudarle a organizar las pautas
para encontrar sus propias respuestas.
Este es un nuevo aprendizaje, como el bebé que al
aprender a caminar se cae, se levanta y vuelve a hacerlo,
así hasta que logra dar sus primeros pasos… aprender…
como aprendimos todo en la vida: con ahínco, sin dejarnos
vencer.
CONSECUENCIAS DE LA FRUSTRACIÓN
EXISTENCIAL
Modernamente se habla de la "neurosis del domingo",
especie de depresión que aflige a muchísimas
personas, conscientes de la falta de contenido de sus vidas,
cuando en el trajín de la semana se acaba y se pone de
manifiesto el vacío existencial que puede llevar al
alcoholismo, a la drogadicción e, incluso, al suicidio.
Definíamos anteriormente que las causas de la
frustración existencial, consistían en algunas
carencias o insatisfacciones de necesidades básicas que
facilitan la supervivencia eficaz, plena, real y global de la
existencia de cada persona. Cuando estas necesidades
básicas, tanto materiales como espirítuales, no son
cubiertas, por diversos motivos, algunos de los cuales ya hemos
mencionado, pueden originarse conflictos y desequilibrios que
pueden llevar a consecuencias nefastas; por ejemplo a un estado
de "regresión" que empuja en casos muy extremos a optar
por la muerte.
Dollard54 y un grupo de psicólogos de la
universidad de Yale parecen defender más la tesis de que
la "agresión es siempre la consecuencia de una
frustración" y que recíprocamente "la existencia de
una frustración conduce en cierta forma a una
agresión". Agresión que viene acompañada de
una tristeza o depresión, cuya intensidad depende de la
intensidad de la frustración misma. Este desequilibrio
emocional puede conllevar al odio y al desprecio de sí
mismo.
Enumero las consecuencias más destacadas de la
frustración existencial: tendencia a la depresión,
toxicomanía, sexualidad indiscriminada, y criminalidad.
Los dos primeros síntomas atacan más bien a las
personas de sexo femenino, y los dos últimos a personas de
sexo masculino.
Reflexionemos en detalle sobre como se llega a los
distintos síntomas. Es claro que la sensación de
falta de sentido y el vacío interior pueden llevar a
depresiones. Quien tiene que decirse a sí mismo, que su
vida no tiene sentido, que él "es sólo" un
montón de materia que vegeta hasta la muerte, quien hace
un balance y comprueba que por término medio se dan
más horas tristes o indiferentes que horas felices en su
vida, concluirá sin duda que la vida no vale la pena y que
él podría acortarla. En efecto permanecer en la
vida sólo por el instinto de conservación, carece
de toda racionalidad. Una vida sin sentido es una vida sin valor,
una vida irracional; ver esto es un rasgo específico del
hombre y sólo del hombre.
También los otros tres fenómenos derivados
de la frustración existencial resultan inteligibles con la
nueva imagen del hombre. La sexualidad indiscriminada pretende
tapar el vacío interior con sensaciones de placer; las
drogas comunicarán un sentido ilusorio, y la criminalidad
implica metas aparentes, aunque de tipo destructor. Si recorremos
la historia del hombre, encontramos que los fenómenos
citados se acumulan en conexión con sociedades de
bienestar.
Se ha comprobado también que el vestido
transparente denota sexualidad, búsqueda ansiosa de placer
, y- paradójicamente-mayor incapacidad para
amar.
Ya había mencionado que, "cuanto más busca
uno el placer, más se le escapa a uno"; en realidad,
cuanto mayor esfuerzo se pone en conseguir el placer, menos se
logra alcanzarlo, paradoja muy conocida en las clínicas,
praxis médicas y centros de consulta que se ha visto
confirmada por el elevado número actual de casos de
frigidez e impotencia psicógena ¿no es posible que
la "incapacidad de amar" provenga del vacío existencial?
Naturalmente pues el que es capaz de amar a un compañero o
compañera con todas su fuerzas, no cae tan profundamente
en una frustración existencial, porque en este amor ha
encontrado al menos un sentido en su existencia.
También la creciente adicción a las drogas
es una forma de placer que tampoco conduce al fin. Es verdad que
durante la embriaguez producida por la droga se resuelve el
problema de un modo desfigurado y revela aparentemente nuevas
formas y dimensiones, pero la vuelta a la realidad es mucho
más amarga. Y mucho más amargo todavía es
presenciar cómo los jóvenes "pasan" de las tareas y
los fines verdaderos de la vida y se contentan con el mundo iluso
del delirio pasajero y muy posiblemente mortal.
Las estadísticas de los crímenes
demuestran que en nuestra época ha variado curiosamente el
tipo de los delincuentes. Claro que con algunas excepciones, ya
apenas existe el ladrón por hambre y el que roba por
necesidad; hoy se roban de los grandes almacenes, cosas que luego
se amontonan sin ninguna utilidad en la vivienda del
ladrón, hoy se tiran piedras a los parabrisas ajenos, sin
que los culpables hayan conocido nunca a la víctima, hoy
se asesina hasta por cinco dólares a personas ancianas. Se
trata en gran parte de delitos absurdos, cuyo único motivo
para el culpable es el placer de ejecutar su acción, un
placer con el que pretende llevar una existencia que se
experimenta como sin valor.
De todos modos existe un delito debido al compromiso mal
orientado, como los actos sangrientos de los terroristas. Buscan
desesperadamente alcanzar un fin con todos los medios incluso por
la vida del exterminio. Es preciso conciliar la conciencia del
fin y la conciencia de la responsabilidad; si están mal
armonizadas, se produce un fanatismo pernicioso.
Hasta ahora he dado algunas indicaciones en torno a la
interpretación de los síntomas sobre una base
más amplia en el plano social, por así decirlo; en
un marco más estricto los encontramos en toda praxis
psicoterapéutica.
Esta demostrado que el 20% de los enfermos
psíquicos, padece una frustración existencial grave
(la Logoterapia habla en esos casos de "neurosis
noógena"), y en el 80% restante desempeñan un papel
importante las depresiones, las neurosis sexuales, las
toxicomanías o las psicopatías, que, como hemos
mencionado, pueden tener también una relación
latente en la frustración existencial. Por esta
razón necesitamos hoy una forma de terapia que se ajuste a
las necesidades de la época.
En su trabajo de barias décadas, Víktor
Frankl, el fundador de la Logoterapia, no sólo ha
corregido la imagen científica del hombre y a ofrecido la
adecuada interpretación de los síntomas sobre un
amplio plano social y en el marco estricto de la praxis, sino que
también ha desarrollado, como psiquiatra y médico,
una metodología muy efectiva para el tratamiento de la
frustración existencial y de sus consecuencias. Y de esta
metodología del principio de la "curación por la
plenitud de sentido" hablaré en el penúltimo
capítulo.
3.9 MANIFESTACIÓN OBJETIVA DE LA
FRUSTRACIÓN
Este fenómeno existencial o pérdida de
sentido de la vida está más latente en la
generación actual, especialmente en la juventud; esta
anomalía franquea "sin pasaporte las fronteras de los
sistemas sociales, capitalista y socialista". Pero más que
todo este vacío interior se hace sentir en el tercer
mundo, sobre todo entre los académicos más
jóvenes.
Esta frustración existencial se manifiesta en el
aburrimiento, la indiferencia, la sensación de falta de
sentido, el vacío interior, la ausencia de metas, la
apatía, el desaliento y la insatisfacción ante la
vida.
Domina en los jóvenes que se sientan en las
discotecas ante un vaso de cerveza, se dejan impregnar por el
ruido de tocadiscos y se pasan las horas mirando al vacío.
Domina en los fumadores de hachis que, bajo los efectos de la
droga, mantienen durante noches enteras una absurda
"discusión de sordos". Domina en los muchachos y muchachas
que se acuestan con el primero que llega y no sienten nada.
¡pero no sólo domina en los jóvenes!
También los adultos padecen frustración
existencial. Cambian de profesión y no se sienten a gusto,
o corren tras el dinero y las posesiones y, cuando han reunido
algo, se preguntan qué deben hacer con eso. Huyen de la
realidad para cobijarse en los sueños, en el alcohol. y
por último tienen una grave sensación de que la
vida es un absurdo.
Las personas que desempeñan un trabajo, al ser
jubilados o cesados de sus cargos, también padecen de
frustración, al no encontrar con qué ocupar su
tiempo libre que les esta excesivamente disponible.
Las personas en la época de la tercera edad
están también propensas a esta anomalía de
vacío interior, ya que es cuando se ocupan más
sobre el cuestionado tema de la muerte. ¿Mereció o
no vivir en este mundo? Es por esto que yo pienso que una persona
bien integrada en todos los niveles y aspectos, estará
feliz de haber vivido con plenitud, con honestidad y con
responsabilidad.
3.10 SENSACIÓN DE INUTILIDAD
Víktor Frankl piensa que la frustración
existencial es hoy más importante que la sexual. Hoy los
neurólogos deben preocuparse sobre todo de las
frustraciones existenciales. "Alfred Adler, en su tiempo, puso el
centro de sus investigaciones en el complejo de inferioridad;
ahora, por el contrario, es necesario subrayar la
sensación de inutilidad". Un complejo que se manifiesta en
la carta que escribió un estudiante norteamericano: "Tengo
22 años, soy licenciado, tengo un automóvil de
lujo, no dependo económicamente de nadie y gozo de
más prestigio y satisfacciones sexuales de las que
necesito. No obstante, ¿qué sentido tiene todo
esto?".
Diane Young, de la Universidad de California, ha
señalado en una investigación reciente el
predominio de la sensación de inutilidad en los
jóvenes. Los resultados divergen notablemente respecto a
los encontrados en personas de mediana edad o en los
ancianos.
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